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Las acuarelas de Carlos III: ¿arte o patochada de la monarquía inglesa?

Por Pedro García Martín
El Rey Carlos III. Foto: Tim Graham/Getty Images

La Garrison Chapel de Londres acoge desde hace un par de semanas una muestra pictórica de Carlos III. Las opiniones están enfrentadas. Donde los organizadores ven un gran artista, otros una patochada. El propio monarca llegó a reconocer en un libro, que realmente nunca se hizo ilusiones sobre si sus dibujos representaban realmente ningún tipo de arte.

Diez acuarelas y una edición limitada de litografías puestas a la venta. Esto es lo que se exhibe actualmente en la Garrison Chapel, una capilla del siglo XIX. No tendría la más mínima relevancia, claro, si el autor no fuera Carlos III; y si el portavoz de la Fundación del Rey, míster Constantine Innemée, no se hubiera venido arriba durante la presentación al afirmar que el monarca “es un artista increíblemente talentoso”.

De hecho, el organismo exhibe las acuarelas con la siguiente declaración de intenciones: “El trabajo de The King's Foundation se inspira en la filosofía de armonía de Su Majestad el Rey Carlos III que, al comprender el equilibrio, el orden y las relaciones entre el mundo natural y nosotros, cree que podemos crear un futuro más sostenible”.

Lo cierto es que la defensa de los valores ecológicos ha formado parte de las señas de identidad política del monarca desde que era príncipe de Gales. Por ejemplo, publicó dos libros -Armonía y Cambio climático- donde situaba el Jardín del Edén en una granja con huerto orgánico; en su último discurso como príncipe de Gales defendió la agricultura ecológica; y también pidió una “movilización de guerra” cuando Londres superó los 40 grados en verano. Hasta en la exitosa serie The Crown aparece en la ficción como un activista contra la emergencia climática. Por todo esto los tabloides no han dudado en llamarle “eco-influencer”. Y por todo esto también su vocación artística ha sido presentada por los responsables de la imagen real como indisoluble de su lucha desde hace 40 años por preservar la naturaleza.

Acuarela de Carlos III

De resultas, bajo el lema “Respetar el pasado, construir el futuro”, la Fundación tutela la sede de Dumfries House, el Castillo de Mey y los Jardines de Highgrove. En todos ellos se imparten cursos de educación ambiental y jardinería, se realizan rutas guiadas y se venden productos de proximidad en sus tiendas. Junto a las acuarelas de la capilla los visitantes pueden adquirir mieles, zumos y otras bebidas elaboradas en los sitios reales. Entre ellas aporta un toque palaciego el champán. Eso sí, 100% orgánico.

Pero, ¿y qué pasa con lo que tiene que ver con el arte? Pues una cosa son las buenas intenciones de la propaganda regia y otra el verdadero talento artístico del monarca.

Un artista realmente mediocre

Parece ser que, por influencia de su abuela, Carlos III cultivó el dibujo desde que era muy joven. De ahí pasó a la técnica de la acuarela que practicó como hobby a lo largo de su vida. Aprovechaba tanto las vacaciones en las residencias de la familia real como los viajes oficiales a otros países para pintar paisajes pintorescos. La colección privada supera las 700 acuarelas, las cuales incluyen vistas de Balmoral, Sandringham, Tanzania, Hong Kong, Suiza, Provenza y un largo etcétera de escenarios.

Una antología de las mismas fue publicada en 1991 por la Galería Belgravia con el título HRH The Prince of Wales Watercolours (“Su Alteza Real el Príncipe de Gales. Acuarelas). Se trata de un libro de lujo, encuadernado en cuero verde, que solo venden algunos anticuarios, con prólogo de su madre la reina Isabel II. El volumen está profusamente ilustrado con escenas inglesas, impresiones de Escocia y vistas de Italia, Francia y España.

En enero de 2022 ya se expusieron algunas de estas acuarelas en la misma Capilla de la Guarnición, acerca de las que el propio príncipe dijo: “¡No me hago ilusiones de que mis bocetos representen un gran arte o un talento floreciente! Representan, más que cualquier otra cosa, mi forma particular de "álbum de fotografías" y, como tales, significan mucho para mí”. Esta preferencia de Carlos por la pintura antes que la fotografía la explicará en reiteradas ocasiones: la primera transmite la calidez de su amor por el medio natural, mientras la segunda es más fría y apagada.

Acuarelas de Carlos III
Acuarelas de Carlos III

Los consejeros del actual monarca han ido subiendo a la red vídeos donde se le ve pintar a pie de campo. Afortunadamente disponemos del testimonio de sus estancias en Mallorca entre 1986 a 1990 invitado por la familia real española al palacio de Marivent en calidad de príncipe heredero del Reino Unido. En una de las entrevistas que concedió reveló su curioso método pictórico, caracterizado por una “economía de pinceladas”. Debido al acoso que sufría por parte de los turistas que le reconocían, hacía un rápido boceto del paisaje en su papel de dibujo, anotando los colores que le inspiraban la montaña, el mar o el cielo, y después lo pintaba en la privacidad de su residencia.

En realidad, su alteza nunca ha ocultado que la pintura es para él un mero ejercicio relajante, un simple hobby o entretenimiento. Similar al de cualquier otro aficionado a la acuarela que acude a clase o pinta, por placer, simples paisajes. Por tanto, queda lejos de las ínfulas artísticas de un Adolfo Hitler que buscaba el éxito en la Viena de posguerra o de la terapia contra la depresión que propuso Winston Churchill en su libro Pintar como pasatiempo. Otra cosa es que sus asesores hayan tenido la brillante idea de venderlo como arte con el único propósito de limpiar su imagen y hacer caja. En el año 2023, siendo ya rey, sacaron a la venta unas cajas metálicas de galletas y caramelos ilustradas por una antigua acuarela de Sandringham House, la mansión donde la familia real pasa las Navidades, poniendo así el arte soberano a disposición de los bolsillos más modestos. En el dorso de los productos está rotulada la frase: “Sandringham ha sido refugio campestre y residencia privada de los monarcas británicos desde 1862”. De esta forma, vendieron en un mismo pack acuarelas, golosinas y la imagen de la Corona arraigada en el tiempo.

De nuevo, un motivo artístico para hacer publicidad del talante naturalista del rey y sus instituciones. Por tanto, si alguien adquiere una de estas litografías firmada por su majestad, puede incluir de paso productos ecológicos en su cesta de la compra de la capilla Garrison. Eso sí, los organizadores han dejado claro que su finalidad es únicamente recaudar fondos con fines benéficos.

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