Todos los millonarios que han triunfado en el ámbito de la tecnología acostumbran a ser personas de una inteligencia notable, que con el tiempo han desarrollado habilidades que, al resto de la humanidad, nos parecen como mínimo curiosas.
Jeff Bezos desarrolló una obsesión casi enfermiza por optimizar el tiempo en las reuniones y Elon Musk no soporta que nadie le lleve la contraria cuando ha tomado una decisión. Bill Gates, por su parte, es conocido por ser especialmente inquisitivo con sus empleados, desarrollando técnicas propias que rallaban lo tóxico para controlar si sus empleados estaban en la oficina o ya se habían ido a casa.
Si el jefe no se va, los empleados tampoco. En 2016, el fundador de Microsoft hizo unas sorprendentes declaraciones en la BBC sobre cómo controlaba qué empleados trabajaban más horas. Una de las cosas que Gates más valoraba cuando dirigía Microsoft era el compromiso y la dedicación de sus empleados. “Por aquel entonces era bastante extremo con el trabajo. Trabajaba los fines de semana. Realmente no creía en las vacaciones” declaró a la cadena británica.
El millonario cuenta con una excelente memoria para los datos, por lo que era capaz de memorizar las matrículas de los coches de sus empleados y relacionarlos con sus dueños para saber quién estaba en las oficinas cuando él llegaba y quién se había ido antes que él. Su socio Paul Allen corroboraba la confesión de Gates en una entrevista a Vanity Fair. “Microsoft era un entorno de mucho estrés porque Bill conducía a los demás tan duro como él mismo. Se estaba convirtiendo en el capataz que merodeaba por el parking los fines de semana para ver quién había llegado”.
La presencialidad no es suficiente. Además de ser una actitud algo tóxica hacia sus empleados, Gates no tardó en comprender que ese no era el sistema más eficaz para monitorizar a su personal.
Comprobar la poca fiabilidad de ese sistema le sirvió a Gates para reconocer que la presencialidad no es el mejor indicador para medir el rendimiento de un empleado. Un planteamiento que, tal vez, deberían revisar los directivos actuales de algunas empresas a la hora de diseñar las políticas de vuelta a la oficina.
“El incombustible” Gates. Paul Allen cuenta en su entrevista con Vanity Fair una anécdota de Gates con un empleado que había trabajado 81 horas en cuatro días para sacar adelante un proyecto: “Hacia el final de la semana laboral, Gates le preguntó a Greenberg en qué estaría trabajando al día siguiente. Greenberg notificó a Gates que planeaba tomarse el día libre siguiente, a lo que Gates respondió: ‘¿Por qué querrías hacer eso?’ Gates no podía entenderlo. Nunca pareció necesitar recargar las pilas”.
Sin embargo, tal y como el propio Gates reconoció analizando su propia conducta, trabajar muchas horas no tiene nada que ver con ser más productivo. El agotamiento hace mella en la productividad y puede terminar siendo contraproducente para los intereses de su empresa. Además la empresa creció tanto que cada vez era más complicado aprenderse todas las matrículas de los coches. ”Al final, tuve que relajarme cuando la empresa alcanzó un tamaño razonable”.
Síndrome del trabajador quemado. Sobrecargar de ese modo a los empleados con jornadas eternas supone una de las principales causas de baja por enfermedad y renuncia entre los empleados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye el Síndrome de trabajador quemado en su Clasificación Internacional de Enfermedades que este síndrome afecta al 10% de los trabajadores y en sus formas más severas puede ocasionar trastornos más graves a entre el 2% y el 5% de los trabajadores, derivando en cuadros de depresión y ansiedad.
La Guía del mercado laboral de 2022 elaborada por Hays detectó que más del 30% de los trabajadores encuestados aseguró que, tras la pandemia, la sensación de burnout entre los empleados había aumentado, siendo uno de los principales motivos para que muchos de ellos se unieran a la Renuncia silenciosa.
Cuidar a los empleados para mejorar la productividad. La cultura laboral ha evolucionado significativamente desde los tiempos en los que Gates estaba al mando de Microsoft. Las empresas valoran cada vez más el equilibrio entre la vida laboral y personal, y reconocen que los empleados necesitan tiempo para descansar y recargar energías. Incluso el propio Gates ha cambiado su postura sobre las vacaciones, reconociendo la importancia del descanso para la salud mental y física, tal y como declaró en una charla sobre el Alzheimer en su canal de YouTube.
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Imagen | Flickr (Statsministerens kontor)
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tomasjose
Y como todo billonario con complejo de Dios, sigue pensando a lo grande y lo de Microsoft se le quedó corto. Ahora ha de monitorizar a toda la población mundial.
eltamagochi
No es para tanto: sus empleados también controlaban a cuantas menores de edad se chuscaba Bill Gates controlando las horas que su coche estaba en el parking de la mansión de Jeffrey Epstein
imf017
Yo sólo diré una cosa como víctima que he sido de este tipo de malas prácticas empresariales: no hay dinero que compense la salud y el tiempo libre para uno mismo y su familia.
medarde
PERDIDAS ?, mas bien la inmensa mayoria de las veces es HE DEJADO DE GANAR por no llegar al porcentaje que yo queria, si un negocio da perdidas, CIERRAS.
ciquitraque
Gates, Jobs, Musk… muchos de los grandes lograron sus objetivos (y la admiración de muchos) a base de machacar a sus empleados comportándose como maniáticos y descerebrados. Visión si, pero la factura que la pague el de atrás.
ultraverse
Antes vigilaba a los empleados
Ahora "persigue" a las secretarias
sanamarcar
Pues lo de las actualizaciones de Windows justo en el mejor momento, y lo de cambiar los botones de Office, y lo de estar pagando cada mes por chorradas de suscripciones, y hacer el PC mas tonto, que opina el bueno de Bill, para la productividad de pequeñas y medianas empresas.
avfenix55
Lo importante no es lo productivo y eficiente que sea un empleado sino las horas que está en su puesto de trabajo aunque se dedique a tocarse los cojones el 90% del tiempo del horario laboral. Una auténtica mentalidad de mierda propia del siglo XIX y que aun perdura en pleno siglo XXI.
Este elemento es uno de los partidarios a favor de la reducción de la población mundial. Cierta mentalidad de psicópata si debe tener. Eso quiere decir que mucha mano psicológica no tendrá. Este tipo de personaje le puede costar entender que la vida de un trabajador que se limita a cobrar un salario no puede girar alrededor de la empresa como la de uno de los principales accionistas donde sus principales ingresos provienen de los beneficios de la empresa y por tanto lo bien que vaya. Si quiere que un trabajador haga hora extras hay que incentivarle y el incentivo no puede ser que el jefe se quede más horas del horario laboral.