Hace unos días, Arturo Pérez-Reverte escribía en X (antes Twitter) un mensaje en el que dudaba si era lo mejor ir a El Hormiguero y hablar o guardar silencio. El mismo dilema lo planteó el propio Pablo Motos antes de comenzar la entrevista, y la respuesta del escritor fue un "hasta que no acabe, no lo sabremos". El Hormiguero acabó, la entrevista terminó y el dilema se convirtió en certeza: Arturo Pérez-Reverte habló, se metió en todos los charcos posibles, se mojó y dejó sobre la mesa una indignación que, aunque muchos no coincidan con él, seguramente es la misma que siente una gran mayoría. De hecho, anoche la visita de Arturo Pérez-Reverte llevó a El Hormiguero a volver a hacer récord de espectadores, el cuarto programa más visto del año, un 19.2% de share y una media de 2.708.000 espectadores
Arturo Pérez-Reverte no tiene certezas; vive y así quiere seguir en "una saludable incertidumbre". Es su línea con la realidad, la que le mantiene con los pies en el suelo, la que le hace dudar, cuestionarse y preguntar, porque "es muy interesante escuchar al mal", se llame como se llame. Muy de El arte de la guerra, muy de "ten más cerca a tus enemigos que a tus amigos". Pero anoche, Arturo Pérez-Reverte, pese a vivir en esa constante incertidumbre de no tener nada claro, sí tenía algo de lo que no dudaba, algo que tiene que ver con la tragedia de la DANA, algo de lo que el escritor no dudó ni medio segundo: "Tenemos una clase política que ha hecho de esto su negocio y todos nosotros somos peones de ese juego. Junto a la criminal incompetencia de Mazón, se une también la criminal incompetencia de un Gobierno". Estaba claro que la opción elegida después de aquel tuit era la de hablar.
Habló, ¡vaya si habló! "Estoy viviendo todo esto con estupor, indignación, tristeza y también con admiración. Porque hay algo que siempre ocurre en España: los españoles reaccionan muy bien frente a las crisis. Es un consuelo frente a un drama en el que están jugando al ajedrez con vidas humanas".
Arturo Pérez-Reverte venía enfadado, aunque no lo pareciese, venía indignado, venía dispuesto a entrar en todos los jardines a los que Pablo Motos le invitase a pasar y venía dispuesto a no callar porque, aunque ya lo ha dicho en otras visitas a El Hormiguero, él, a su edad, ya no tiene necesidad de callar, ni de contenerse, ni de frenarse. Le da igual lo que digan de él, le da igual lo que escriban de él, y eso le da una libertad de la que, por desgracia, muchos no tenemos.
Arturo Pérez-Reverte, a diestro y siniestro
Puedes estar más o menos de acuerdo con sus afirmaciones, con sus sentencias, con sus condenas, pero es innegable que Arturo Pérez-Reverte no se oculta detrás de ninguna trinchera ni detrás de ningún muro. Y es ese poder casi de superhéroe de cómic lo que convierte a Arturo Pérez-Reverte en un invitado que cualquier programa de televisión querría. A Pablo Motos le gusta tenerle porque siente esa protección de que durante una hora y diez minutos puedes decir lo que consideres sin temor a lo que pasará después. Y eso es lo que anoche hicieron ambos en El Hormiguero. Otra cosa es si acertaron o no, pero como decía anoche Arturo Pérez-Reverte, hay que dudar de todo, de lo bueno y de lo malo; y hay que escuchar, porque "esa ambigüedad es muy nutritiva porque te obliga a estar atento. Si te quedas en el lado de una de esas líneas te vuelves un apóstol, después un fanático, después un inquisidor y, por último, un verdugo".
La razón de que Arturo Pérez-Reverte acudiera una vez más a El Hormiguero era la promoción de su nueva novela La isla de la mujer dormida. En realidad, era una excusa. Aunque el escritor quisiera hacer promoción, no la necesita. Así que la verdadera razón de su visita a El Hormiguero era dar a diestro y siniestro. Sí, dar a derechas y a izquierdas, pues anoche nadie se salvó.
Aclaró y, sí, también rectificó -como se suele decir, rectificar es de sabios- aquellas palabras sobre los jóvenes que tanto han circulado estos días por las redes sociales y que pronunció en su última visita a El Hormiguero, en la que no salían muy bien parados. "Hablaba de otra cosa, de la tecnología, del teléfono. A los jóvenes les hemos estafado. Les hemos vendido un Disneyland donde todo es bueno y luego se encuentran con la realidad: paro, sin casa... No los hemos preparado para la realidad cuando esta golpea. Pero no hace falta que les preparemos porque tienen dentro la generosidad y la solidaridad. Y para eso nadie les ha preparado, pero han encontrado la fuerza moral y la valentía. La lección admirable que esa imagen del puente es de ellos y eso es magnífico. Esto está en su juventud. Por eso las crisis son malas y asesinas, pero hacen que aflore lo mejor que tiene España. Y está claro que lo mejor que tenemos en España son nuestros jóvenes". Rectificar es de sabios.
El resto no fue tan dulce. "¿La palabra que más has oído estos días es 'abandonados'?", le preguntó Pablo Motos sobre los miles de afectados por la DANA. Arturo Pérez-Reverte entró a saco; entraría muchas veces durante la noche: "No es que se sientan abandonados, es que han sido abandonados de forma miserable (...) Hay algo que pensaba estos días con indignación, y es que una crisis como esta no puede estar en manos de políticos. Hay que crear un organismo, un ministerio de desastres, gente preparada para tomar decisiones antes, durante y después. Nuestra desgracia es la clase política española, y eso va de la extrema izquierda a la extrema derecha. Porque a la incompetencia y la desidia se suma la mala fe".
La advertencia de Arturo Pérez-Reverte a Pedro Sánchez
Arturo Pérez-Reverte solo estaba calentando. Cuando Pablo Motos le preguntó por lo sucedido el pasado domingo en Paiporta, por la violencia contra Pedro Sánchez, Carlos Mazón y los Reyes, fue la primera vez que el escritor le pidió no meterse en ese jardín, pero entró, entró de lleno: "Un español cabreado es muy peligroso. Cuando a uno le quitas la vida, lo condenas a la miseria y le quitas el futuro, se vuelve muy peligroso, y es comprensible que lo sea. Un español enfadado quiere buscar culpables, ya lo hemos visto. Que tengan cuidado los políticos, porque el resultado puede volverse contra ellos. Si ayer -por el domingo- no se llevan a Sánchez, lo matan, lo linchan".
Aplaudió la reacción de Felipe VI, la de la reina Letizia y condenó la de Sánchez y la de Mazón. "Sánchez estuvo Sánchez", dijo, sin más. A buen entendedor... El Rey estuvo "notable, templado, valiente y haciendo su trabajo". Los políticos... "unos políticos miserables pagando las consecuencias de su miserable manera de actuar". Un golpe detrás de otro.
Reveló, sin poder confirmar, que don Felipe quiso ir el primer día y que fue el Gobierno quien se lo desaconsejó. Y sentenció: "La presencia de la sucia política contaminó una visita que era honorable".
"No es que Sánchez sea más culpable que Mazón, es el resultado de una política contaminada. Todos ellos han contaminado la vida política. Han levantado muros y Valencia es un claro ejemplo de cómo la gente de infantería paga". Por si hay dudas, la infantería es el ciudadano, son los valencianos, son las personas que han perdido la vida o que lo han perdido todo.
Arturo Pérez-Reverte tiene claro que volverá a pasar, que habrá otra crisis, otro desastre y volverá a ocurrir. Tiene claro que los políticos, la clase política, son los culpables, pero también es consciente de que la falta de cultura y de conocimiento es lo que lleva a estos políticos a lo más alto. Contó la historia de una corrida terrible de Curro Romero que terminó con pitos y almohadillas volando, en la que un asistente le gritó: "¡Curro, mañana va a ir a verte tu puta madre! -silencio-. Y yo". "Desde el colegio los niños tienen que aprender historia, tienen que tener las herramientas necesarias para que, cuando llegue uno de estos cantamañanas, digan 'vete a hacer puñetas'. Si no tienes cultura, te tragas todas estas manipulaciones. Es la batalla de la cultura que se perdió. Mañana hay elecciones en España y van a votar lo mismo a los mismos", sentenció.
Habló poco de su libro, aunque se supone que iba a hablar de él. No le era necesario. Hay promociones que son más promociones por lo que no dices que por lo que dices, aunque no tenga que ver con el libro o, tal vez, sí. Habló de la DANA, de su indignación, de los jóvenes, del futuro y, por supuesto, de los políticos. Y lo hizo la otra vez. Su opinión no ha cambiado ni media coma. Para Arturo Pérez-Reverte, Sánchez es un "tahúr", "un pistolero"... "Es el político más interesante de Europa: su cinismo, su ambición, su falta de escrúpulos le convierten en un personaje interesantísimo. Está demoliendo el Estado para poder mantenerse, pero para eso hay que saber hacerlo. Ha tomado de la ultraizquierda elementos que le son muy necesarios. Ha hecho algo muy difícil, ha cogido la idea de Zapatero de aquí te pillo aquí te mato y ha conseguido levantar un muro: o estás aquí o eres un fascista. Ha conseguido que, cuando miras a Feijóo, veas el fantasma de Vox, lo cual es verdad. En ese juego de desvergüenza tiene un espíritu de supervivencia increíble".
El clamor de Arturo Pérez-Reverte
¿Y Errejón?, siguió Pablo Motos. Arturo Pérez-Reverte se rió, contó hasta diez; hay charcos en los que sabes que meterte te puede ahogar, aunque te dé igual. Y entró, comedido, contenido, pero entró: "Errejón es uno más. Es un clorifloro y ha tenido poder. Y en lugar de asaltar los cielos, ha saltado las bragas. Él es secundario. Es la comparsa de un problema más grave: una mujer no tiene el espacio social y laboral para decirle a un tío 'no es no y si me tocas, te arranco la cabeza'. Porque si lo hace, va a pagar un precio social y laboral". Más razón que un santo. Al César lo que es del César.
¿Y Pablo Iglesias? "Pablo Iglesias es la historia de un fracaso, la suya personal y la de una generación: la de mi hija, la de mis sobrinos. Termina con la esperanza de toda una generación. Y mientras Sánchez es un pistolero, un tahúr, Iglesias es un personaje siniestro con esa pijo-retórica machista feminista".
¿Y Feijóo? "No le da miedo a nadie. En lo personal no tengo nada en contra, pero la incompetencia y mediocridad de su alrededor es culpa suya. Ha dejado, ha permitido por un error gravísimo que lo asocien a Vox. Eso me retrae, me echa para atrás. El PP necesitaría una renovación de arriba a abajo que no está en camino de hacer. Son mediocres".
¿Y Abascal? "A Vox lo engordan los errores de la izquierda y los errores de la derecha. En España se ha hecho tan mal desde el PSOE, el PP y la izquierda, que Vox se ha encontrado el campo libre. Enseñan unos patanes y unos brutos, pero detrás hay mucha gente manipulando, creando bulos. No hay que dejarse engañar por el Vox patriotero; el peligroso es el que no se ve". No se salvó ni uno.
"Arturo, ¿entonces qué?", finiquitó Pablo Motos. "Sentido común". Pues eso, sentido común...